El exvoto facilita al creyente su personal ajuste de cuentas. Mediante esa humilde ofrenda se rinde tributo, se devuelve o ruega por el favor prestado o deseado a un Dios del que se espera socorra al que, desesperado por las circunstancias adversas, ruega por el fin de éstas. El descreído no achaca a ningún ser sobrenatural la culpabilidad de sus desgracias, así como tampoco se siente obligado a agradecerle su final.
Los movimientos artísticos, que se dieron en una sociedad en la que estos mecanismos eran utilizados, los repetían, buscaban la pureza en las distintas disciplinas artísticas. Establecían su enunciado sobre un conjunto de creencias propias y contra las precedentes. Hoy ya sabemos que la búsqueda de la pureza sólo ha ocasionado muertes y en cambio lo bastardo enriquece.
En la actualidad, la ausencia de un paradigma ( todavía se cree en los que se dieron hace 100 años, ¡ cuando se habla de arte contemporáneo se habla de Picasso ¡) sobre el que destruir-construir ha forjado un sinfín de vías que no confluyen, sino que se van alejando conforme avanzan. Nunca el arte ofreció tantas propuestas. Podríamos decir que la ausencia de un dios ha ampliado el santoral de apóstoles huérfanos .
Afortunadamente cuanto más amplio el abanico más fuerte el eje.
Luis Quintero
9-9-2015